
[RELATO]
Estaba él interesado en otro tipo de chicas hasta que apareció ella, y lo descolocó por completo. Era tan diferente a otras que había conocido. Otras que, aunque dispares entre sí, parecían haber salido del mismo molde.
Ella le volaba la cabeza, le tenía fascinado por todo y por nada.
Estaba llena de vida, no tenía doblez, era inocente y sagaz. Dispersa y a la vez centrada. Iracunda incluso, y también pacífica. Distante, cercana, solitaria y sociable. Era caos y también orden. Era sensibilidad superlativa y de igual manera, insensibilidad extrema. Enamoradiza y des-enamoradiza. Era fuego, agua, viento y tierra. Era salvaje y sosegada. Era polaridad. Era contraste.
Contraste que disfrutaba, que no parecía ocasionarle contrariedad alguna.
Y ante todos y cada uno de aquellos rasgos volubles, había dos constantes: su brutal desapego y su capacidad de hacerle reír.
Una le hacía sentirse como un funambulista sobre un fino alambre en continuo movimiento, y la otra ejercía sobre él una atracción infinita.
Ante eso, no quedaba más que rendirse.
Rendirse al humor. Rendirse al Amor.
Rendirse a volar con ella.