
[RELATO]
Después de mucho tiempo volvieron a encontrarse. Él con ella. Ella con él.
Paseaban sobre el acantilado. Misma dirección, distintos sentidos. Como muchas veces les había ocurrido en la vida.
La mar estaba especialmente revuelta. Iban y venían las olas y rompían fuerte contra las rocas.
En cada inspiración se podía sentir la humedad del ambiente. Finas gotas de espumas saladas impactaban en sus rostros.
Ambos sentían una profunda atracción el uno por el otro. La habían sentido otras veces. Y seguían sintiéndola a pesar de los años que habían pasado.
Sin embargo, los dos llegaron a dudar del sentir del otro en los momentos que les hubiera gustado dar un paso más. Lo que había sido la excusa perfecta para no darlo.
Se distinguieron a bastantes metros de distancia. Estaban solos. Les observaba de cerca la naturaleza. Esa que tanto amaban.
Su primer impulso fue ir corriendo a abrazarse. Pero se quedó en eso, en impulso.
Sentían querer acariciarse, besarse, mirarse a los ojos. Reconocerse. Mientras la mente los tenía anclados al suelo.
Deseaban correr para estar cerca cuanto antes. En cambio sus pies cada vez caminaban más despacio.
Por no hacer caso a su primer impulso. A su sentir. La cabeza fue ganando terreno. Tanto que hasta llegaron a convencerse de que ese sentir estaba fuera de lugar.
La paranoia los había alcanzado de nuevo. Incluso dando por hecho los sentimientos del otro. Todos negativos.
La sensación se iba transformando. Nada tenía que ver ya con lo que sintieron al principio. El sentir se había corrompido después de tanto pensar y elucubrar.
Cuando el nivel de «mensajes» les superó, ambos desviaron su trayectoría. Ahora ya no se cruzarían. Sintiéndose, por fin, fuera de peligro. De un peligro que ellos mismos habían alimentado.
Sus pensamientos cesaron por un instante. Sus músculos de relajaron. Se sintieron cómodos pero tristes.
Cuando ella se lo contaba a su mejor amiga. Esta le dijo:
—Miedo. Eso se llama miedo. Si actúas desde ahí, el Amor se desvanece. No pueden ambos dirigir tu vida a la vez. Cuando uno hace acto de presencia el otro se silencia.