
No es la edad, no es el tiempo, aunque aparente serlo. Ningún cambio lo da el tiempo o la edad. El cambio se da o no se da.
Más bien no tenemos absolutamente ningún control sobre ello.
Si echo la vista atrás puedo observar la cantidad de veces que me he enfocado en hacer un cambio y el cambio no ha sucedido y es que en última instancia (aunque hace años que aplique estrategias, me curre el autoconocimiento, la mentalidad, siga mi sentir y etc.) me doy cuenta de que no soy la «hacedora». Yo no decido si eso que quiero cambiar, cambiará, aunque me encamine a ello.
Las cosas se dan o no se dan y no sabemos lo que sucederá. La incertidumbre en este viaje llamado vida es total, aunque a veces nos de la sensación de que controlamos algo.
Es por todo esto que hace tiempo que me parece más interesante vivir en armonía con lo que la Vida me ofrece que cualquier cambio que desee realizar.
Y esto no significa no hacer nada. Sigo mi sentir, sigo esos deseos que llegan (porque no son míos), me encamino a ellos pero sin expectativa, sin agarrarme al resultado. La Vida se experimenta a través de mi sentir, siempre lo hizo.
En mi caso, la esencia es atender ese Sentir que me llega. Sentir de intuición no de sentimientos, nada que tenga que ver con emociones.
La Vida y lo que SOY somos los mismo.
Mi personaje, Begoña, a través del cual la Vida puede expresarse.
Amo lo que SOY, la Vida y al personaje que parece decidir y que en verdad no sabe, pero que forma parte del SER.
Desde aquí la experiencia se vive igual, igualita, simplemente cambia la perspectiva desde dónde la observamos y la ligereza que se siente al vivir así.
Así que, sí. Encamínate a tu Sentir, a tu anhelo, a ese cambio que deseas en tu vida y simplemente…
no esperes que suceda 😮😆.