
Disfrutar está ligado a la experiencia de vida.
Tu felicidad no depende de las circunstancias. Ni tu alegría. Ni tu libertad.
Para disfrutar no es necesario que suceda lo que queremos que suceda.
Cuando sientes que eres un instrumento para que se experimente la Consciencia, lo Absoluto, el Amor a través tuyo, puedes disfrutar de manera neutra. Puedes disfrutar(te) la vida sin intentar condicionarla.
La Consciencia lo incluye todo, y no se apega a nada. Es libre. Es ese el propósito del disfrute con el que conecto y trato de transmitir: incluirlo todo sin engancharse a nada.
Reconocer que todo lo que sucede es lo que tiene que suceder. ¿Y por qué lo sabemos? Simplemente porqué está sucediendo (esta respuesta se la he escuchado a Nick Arandes en varias ocasiones y resueno con ella).
La Vida no se equivoca.
Por supuesto, que habrá momentos de aparente des-conexión por nuestra parte. Esos momentos parecen alejarnos y despistarnos de lo que verdaderamente somos. Momentos en los que podemos volver a recordar nuestra verdadera naturaleza.
Y no hablo de escaparse o de huir. Ni de esforzarse para mirar de otra manera. Tampoco hablo de irse de fiesta cuando te sientes jodido solo por evasión. ¡No!
Hablo de responsabilidad, honestidad y coherencia con uno mismo y la situación que estamos transitando. De permitir que el instante te atraviese de la manera más amorosa posible.
La clave aquí es permitírselo con la amabilidad más sublime hacia uno mismo y sin identificación.
Si nos enfocamos en un cambio de conciencia, si aprendemos a observar con humildad nos damos cuenta de que continuamente nos lo vamos recordando unos a otros de infinitas formas.
Disfrutar de la vida es un lujo que tú también puedes permitirte.
Observar así cada día tu sendero, tu caminar, tu viaje te acerca cada vez más a una experiencia de vida intensa desde la serenidad, la armonía y el disfrute Absoluto.