Creéte lo que quieras o no te creas nada, en cualquiera de los dos casos será una creencia.
Recordemos que las creencias son creencias y por lo tanto carecen de Verdad. (Quizá ya intuyas que la Verdad verdadera no es de este mundo.).
Y puesto a tener creencias, que lo que creamos sume, nos expanda. Nos haga sentir en armonía, en paz.
La esencia radica en tomarlas como herramientas, en no creerlas realmente, en no apegarse a ellas, en no aferrarse.
Que no sean usadas para separarnos, para entrar en conflicto. Que podamos soltar esa razón basada en creencias en cualquier momento.
No intentemos imponer nuestras creencias porque todas y cada una de ellas están construidas sobre humo, sobre castillos sin cimientos. Sobre la ilusión del mundo.
Escoge tus creencias y el cualquier caso juega con ellas e intenta que no te limiten.
Es una manera armónica de experimentar lo que nos ofrece la Vida.
Ya sabes, eso que tanto me gusta a mí, ir más allá del personaje desde el propio personaje.