
Aunque así nos expresemos, lo cierto es que no hay ninguna herramienta sanadora, ninguna práctica o actividad, ningún medicamento o remedio que lo sea; y a la vez todos pueden serlo.
Parece contradictorio pero no lo es. Voy a intentar explicarme.
No todo funciona para todo el mundo (incluso ni para uno mismo siempre) y es por eso también que en la experiencia se dan el efecto placebo y el nocebo.
El desde dónde funcionamos es lo esencial, y no lo que hacemos o dejamos de hacer. Que suele estar relacionado pero no siempre. Es más profundo de lo que parece.
Todo esto nos invita a darnos cuenta de que en esta experiencia humanoide no hay ninguna Verdad absoluta.
Y nos lleva también, a que una vida consciente y plena está más unida a SER que a hacer, en ese orden siempre. (SER implica dejar pensamientos a un lado, no engancharse a ellos, no engancharse a historias, escuchar al corazón, re-conectar con tu guía).
Por ello es esencial que cada uno vaya adentro, se centre en sí mismo y a la vez respete al que está haciendo lo mismo, al que en esta experiencia tenemos enfrente y también sigue su sendero.
Ambos están en lo cierto y también en lo equivocado y, de nuevo, aunque parezca contrario es lo mismo.
Porque no somos nosotros quienes lo hacemos, es la Vida la que se vive a través nuestro.
Y esto elimina la culpa de un bofetón, y si cada vez hay menos espacio para la culpa el miedo desaparece, se va diluyendo y una experiencia de vida sin miedo es libertad.
Libertad de mente.