¡Vibra! Todo lo alto que el corazón te susurre.
No analices los sentires que vienen a visitarte. No los contamines con culpas, deberías, tendrías, obligaciones, dictaduras, exigencias y un largo etcétera.
Deja que los sentires vuelen. Alto.
Arriesga. Arriesga cuando es el corazón quien habla. Aunque te confundas. Aunque luego tengas que recular. Aunque ahora sientas esto tan fuerte y mañana se haya desvanecido. Sé valiente.
Si sientes hacer algo. Hazlo. No planifiques. Hazlo. Y no sientas culpa por ello. Libérate de la culpa. Libérate de todo. Sé libre de todo juicio y prejuicio que el «pequeño yo» quiera imponerte.
Arriesga. Atrévete. Osa. Aunque seas contradictorio, aunque escuches por dentro una voz que te cuenta que hay que analizar, que no puedes seguir esa pasión, esa impulsividad, que no es sana, que hay que serenarse. Que de alguna manera has de ser correcto, seguir una pauta sensata.
¿Correcta y sensata en contra de los susurros de tu corazón? Eso no es sensatez es todo lo contrario. No habla ahí tu corazón, sino tu ego.
Atrévete cuando tu corazón late tan fuerte que no puedes comprenderlo, porque esto no se trata de comprender. Se trata de coherencia con cada instante de tu vida, de la Vida en verdad, y no con lo que se supone que ocurrirá o sentirás si haces o no haces X. Eso no lo sabes, eso es análisis, percepción e identificación de patrones y programas, que aunque viejos y desechables siguen gobernando tu vida, aun cuando piensas que eres tú quien la diriges.
Revisa debes, tienes, miedos y las creencias en relación con lo que piensas que es mejor para ti. Habitualmente eso es un truco. Un engaño del ego.
Escucha más a menudo el susurro, la sutileza, los matices, aromas y sabores que tu corazón te dicta, y ves a por ello.
Conócete en profundidad para discernir cuando es el ego el que te vapulea de acá para allá o es la pureza y sosegada esencia del corazón. Date permiso. Atrévete. Sé valiente.
Seré valiente contigo. Te acompañaré en tu valentía. Nos acompañaremos.
Ancla conmigo cuando desees ser valiente y necesites un brazo al que asirte. Estoy ahí, aquí, cerca, lejos, en la distancia, frente a ti, del otro lado, junto a ti. Aunque no me veas, aunque no me conozcas, aunque no sepas quién soy.
Estoy. SOY. Somos.
Agárrate a mi brazo, coge impulso y vuela. Vibra todo lo alto que tu corazón susurre.