AQUELLA NOCHE

[RELATO]

Como cada sábado, ella, esperaba su llegada. Nunca perdía la esperanza de verle aparecer en su moto, camino de la zona de bares.

Él era punk, a ella no le gustaba que la etiquetaran. Él vivía en un pueblo, ella era de ciudad. Él salía todos los fines de semana. Ella cuando el curro se lo permitía. La duda de verle formaba parte de su vida desde que lo conoció una fría noche de octubre. La incertidumbre hacía que su adrenalina aumentase cada vez que aparecía. Sensación de la cual disfrutaba. Aunque aquella noche, le hubiera gustado saber con antelación lo que iba a ocurrir.

A ella, se le iluminó la cara cuando le vió tomando la curva con su Gilera de cross. Llevaba de paquete a su inseparable amigo. Casi en el mismo momento en el que aparcó y se bajó de su moto, una chica salió del bar más próximo y con la cara iluminada —igual que la de ella minutos antes— corrió hacia él. Apoyó los brazos sobre sus hombros para darse impulso y dio un salto entrelazando las piernas a sus caderas. Él parapetó el impacto y la abrazó con sus brazos. La chica se precipitó a su boca y le asestó una lluvia de besos a la que él correspondió.

Ella se quedó pálida, perpleja, inmóvil, sin respiración. No podía dejar de mirarlos. No podía creer lo que estaba viendo. Él nunca habido sido tan efusivo con ella, no en público. Era consciente de que no tenían nada. Desconocía lo que tendría con esa chica, pero lo que acababa de presenciar la destrozó.

Lo que los unía se resumía en haberse liado un par de veces, y en tener una conexión que traspasaba los sentidos. No era la cantidad, sino la intensidad de sus encuentros.

En ese momento, sentía tal dolor en su alma que sus ojos querían llenarse de lágrimas. Hacía lo imposible para que no sucediera. Lo conseguía con nota. Disimular sus emociones era algo que había aprendido a hacer a la perfección.

Cuando inevitablemente se cruzaron las miradas, ella le saludo con un rostro que reflejaba tristeza, aun así le sonrió como pudo. Él la miró, como solo la miraba a ella, y le devolvió la sonrisa. Esa sonrisa con hoyuelos, que tanto le hacía sentir.

Hacía menos de un mes, ella había juntado el valor para expresarle todo lo que sentía cada vez que coincidían. El vapuleo potente y la intensidad que la envolvía al estar junto a él.

Fue tan franca que lo asustó. No se esperaba semejante demostración de sinceridad, parecía siempre tan fría. Se sintió halagado, y confundido. También para él sus encuentros eran puro fuego, pero su respuesta casi inmediata fue que no estaba preparado para una relación.

Entonces fue ella la que se sorprendió. Tampoco quería una relación. Tan sólo quiso abrirle su corazón. Se quedo en «shock», confundida también, pero no dijo nada. Ya había dicho demasiado.

A partir de ese día, había respetado su decisión, dejándole más espacio.

Quizás un espacio demasiado grande.

🪶 Begoña Salinas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Begoña Salinas.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Raiola Networks SL que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.

Scroll al inicio