«No se puede saber algo con absoluta certeza, incluso en los casos en los que uno cree estar seguro.» (Frase sacada de wikipedia al buscar el origen de la famosa frase atribuida a Sócrates).
Cuando nuestros estados de conciencia van cambiando, cuando nuestra mentalidad se transforma, cuando nos enfocamos en la experiencia desde perspectivas diferentes…
La misma frase, los mismos libros, la misma conversación y en definitiva las palabras que forman nuestro lenguaje adquieren un significado completamente diferente.
Las palabras, aun con su significado propio, son neutras sin un personaje que les de una interpretación. Y el personaje cambia, se transforma, evoluciona.
Por ello, me resulta tan interesante darme cuenta de que, aunque a veces me lo parezca, nunca podré saber lo que siente o cómo se siente otra persona, porque cada uno de nosotros interpreta y percibe desde su experiencia de vida, y aunque en ocasiones aparente ser igual nunca lo será.
Aunque en la forma suceda lo mismo, y aunque las palabras utilizadas al expresarnos sean las mismas.
Y al contrario, a veces la comunicación verbal es antagónica cuando, en esencia, estamos refiriéndonos a lo mismo. Esto parece muy marciano pero es más habitual de lo que imaginas.
Así que por mucho que lo intentemos… no podremos nunca ponernos en situación ajena. Ni yo podré ponerme nunca en tus zapatos, ni tú podrás ponerte en los míos, porque la experiencia de vida es única para cada persona.
Por mucha intuición que aflore y nos acerquemos tirando a infinito, aunque leamos entre líneas, aunque percibamos más allá de los sentidos; siempre habrá un pedacito de misterio, un espacio que no sabemos y que, como humanos, no alcanzaremos a «tocar».
