
Enfocarse en los pequeños detalles para experimentar una «graaande» vida.
Ver más allá de lo físico, y en lo físico observar lo que suele pasar inadvertido. «Como las hojas que trae el otoño colmando todo de belleza y a la que el viento contribuye guiándolas a cada rincón».
Belleza a la que nos acostumbramos y no vemos. O la vemos y nos parece banal. En la ciudades incluso basura incómoda. Belleza a la que dejamos de prestar la atención necesaria.
O quizá, parece no interesar porque diálogos mentales diversos siguen en bucle, y permitimos que nos desvíen de la verdadera Esencia de la vida. Esencia que nos aguarda en cada experiencia y de la que nos desconectamos, contándonos que son detalles sin importancia, que no hay tiempo para ello.
En cualquier caso, la Esencia se halla en todo si sabemos mirar. Si sabemos reconocernos y re-conectarnos con ella, y no nos dejamos embaucar por los cantos de sirenas, por los duendes traviesos que parlotean indecisos en nuestra cabeza.
Me encantan los pequeños detalles. Buceando entre ellos, el bullicio y el ruido del mundo es menor, incluso desaparece.
Resulta sencillo desde ahí sentir equilibrio, armonía y paz. Atributos que están en ti y que no te los dará nada externo.
¿Sientes de lo que hablo?
¡Ojo! Que no hablo de no atender lo que llega sino de no engancharse con todo tipo de argumentos a las historias que nos contamos, para no escuchar al que late.
Hablo —mejor dicho, escribo— sobre tomar la decisión de dónde quieres poner el foco en tu experiencia para crear nuevos senderos.
¿Dónde pones el foco cada día?
Crea tus espacios y disfruta de tus propias experiencias conscientes para re-conectar bien tu enchufe con la Fuente , para alinearte cada día con la energía Vital.
Cuanto más potencies esos estados más claridad, paz mental, armonía y disfrute experimentarás, independiente de lo que suceda en el mundo.
Esencial regresar a tu centro tantas veces te despistes con los cantos de sirena, ya sean internos o parezcan venir de situaciones externas.